domingo, 17 de marzo de 2013

Luces de bohemia.

Van pasando los días. Siguen pasando, a pesar de que pareció detenerse el tiempo. O quizás solo fue un deseo fugaz, cuando se nos quedó el alma prendida en un desvelo. Van pasando, pero hace falta que pasen lento. Aunque vengan, como en los versos de Benedetti, pero que vengan lento...
Y así en calma, con el paseo en el caminar, me crucé estos días con lo oportuno, con lo necesario, con lo verdadero. Un cruce de miradas en torno al Arte con mayúsculas, que me ha permitido sentirme arropada y cuidada, con cariño y silencio, que me ha regalado un viaje al cotidiano de mi infancia, y que me ha mostrado que la línea que me impulsa va en la dirección adecuada.
Joaquina la gitana, 1914. Joaquín Sorolla.
Imagen de la Guía Ilustrada de Experimentación Artística presentada por Mundanalrüido en los talleres que acompañan la exposición Luces de Bohemia, en la Fundación Mapfre.

lunes, 18 de febrero de 2013

Lluvia

Llueve.
Ayer llovió.
Hoy también.
Seguro que nos manda el agua para regar las semillas que nos dejó...

(Mientras lees escucha...)

SIN PALABRAS

Yo inventé un árbol grande,
más grande que un hombre,
más grande que una casa,
más grande que una última esperanza.

Me quedé con él años y años
bajo su sombra
esperando que me hablara.
Le cantaba canciones,
lo abrazaba,
le rascaba su rugosa corteza
entretejida de helechos,
mi risa reventaba flores en sus ramas,
y a cada gesto mío le crecían hojas,
le brotaban frutas...
Era mío como nunca nada ha sido mío,
pero no me hablaba.
Yo vivía pendiente de sus ruidos,
oyendo su suave aleteo de mariposa,
su crujido de animal de la selva
y soñaba su voz como un hermoso canto,
pero no me hablaba.

Noches enteras lloré a sus pies,
apretujada entre sus raíces,
sintiendo sus brazos sobre mí,
viéndolo erguido sobre mí,
sabiendo que me estaba pensando,
pero no me hablaba...

Aprendí a cantar como pájaro,
a encenderme como luciérnaga,
a relinchar como caballo.
A veces me enfurecía y hacía que se le cayeran todas las hojas,
lo dejaba desnudo y avergonzado
ante los guanacastes,
esperando que -tal vez- entendería por mal,
como algunos hombres,
pero nada.

Aprendí tantas cosas para poder hablarle,
me desnudé de tantas otras necesidades,
que olvidé hasta cómo me llamaba,
olvidé de dónde venía,
olvidé a qué especie animal pertenecía
y quedé muda y siempreverde
-esperanzada-
entre sus ramas.

Gioconda Belli, El ojo de la mujer.


miércoles, 9 de enero de 2013

2013 año de buena suerte

Hemos empezado un año, continuando la vida, sin parones bruscos, ni saltos mortales. Cambian los números, el cuentakilómetros se dispara, la cuenta corriente mengua... Pero cada mañana sigue a cada madrugada. Y qué bien que sea así...
Y a la vez muchos cambios, sí. Unas llaven que buscan llavero. Un horizonte donde nace el sol. Una lectura lenta que avanza sin vuelta. Conversaciones que esperas no olvidar. Y sueños que saltan, largo, y a ritmo de calle.
(Aunque las tardes pasen en calma dando calor con nuestras manos a pequeñas bolas de cera de abeja mientras nos hacemos preguntas que seguimos resolviendo con cuentos...)