Hemos empezado un año, continuando la vida, sin parones bruscos, ni saltos mortales. Cambian los números, el cuentakilómetros se dispara, la cuenta corriente mengua... Pero cada mañana sigue a cada madrugada. Y qué bien que sea así...
Y a la vez muchos cambios, sí. Unas llaven que buscan llavero. Un horizonte donde nace el sol. Una lectura lenta que avanza sin vuelta. Conversaciones que esperas no olvidar. Y sueños que saltan, largo, y a ritmo de calle.
(Aunque las tardes pasen en calma dando calor con nuestras manos a pequeñas bolas de cera de abeja mientras nos hacemos preguntas que seguimos resolviendo con cuentos...)