Últimamente vamos cambiando de planes de vida como el que cambia de calcetines, y no es porque nos estemos volviendo especialmente caprichosos, es que caminamos como funambulistas por un alambre del que no sabemos si vamos a estar hoy, mañana y pasado mañana. Así que porsiaca...
Encajarlas, desatascarlas, entornarlas, abrirlas de par en par, cerrarlas a cal y canto, asomarse, esconderse... Las ventanas como mirada al mundo, al mío, que no es poco.
miércoles, 16 de noviembre de 2011
domingo, 16 de octubre de 2011
Olor y memoria

Lo escribió Marcel Proust, en su evocación de los recuerdos con la famosa magdalena de fondo.

Porque de pronto la imagen de quien fuiste pasa bajo los párpados, y al abrirlos ves a tus hijos, que también están ahí, junto al olor, y te preguntas si esto mismo formará parte de su memoria algún día remoto.
jueves, 22 de septiembre de 2011
Korokoro y el bizcocho de piñones.
Oficialmente, es otoño. Aunque lo mismo se ha quedado rezagado en su guarida y por eso tarda algo más en llegar. Nosotros, tan fieles, le esperamos e invocamos con nuestras armas favoritas: cuentos y bizcochos.
Korokoro es una delicia visual editada en Bárbara Fiore. Y el bizcocho una delicia comestible cocinada por Mario, Ángela y yo.
A ver si este fin de semana que dicen que saldrá de su guarida, nos recreamos soplando hojas.
domingo, 11 de septiembre de 2011
Septiembre

En Año Nuevo, el 1 de enero, no te enteras casi del cambio, te pilla haciendo la digestión, de resaca, o lo que es peor, en mitad de un caos familiar ineludible. Por eso yo soy de las de curso escolar: el año empieza con la vuelta al cole, con el estuche lleno de lápices afilados.
Los proyectos que arrancan en septiembre tienen un aporte extra de vitaminas, unas veces duran menos, un otoño, hasta fin de año..., y otras duran algo más, hasta primavera, todo el curso...
La ventana de Florinda abre de par en par, pone nuevos tiestos y limpia los cristales. A ver lo que nos dura...
lunes, 28 de marzo de 2011
Ya me gustaría, ya...
... que las horas diesen de sí, que se dejasen de amontonar tareas y rincones por ordenar, que las manos fuesen rápidas y la mente llena de lucidez, que hubiese tiempo para el sin fin de "ay, yo quiero...".
Si al menos supiera lo que prefiero...
Joé, qué sinvivir...
Si al menos supiera lo que prefiero...
Joé, qué sinvivir...
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